De acuerdo con el Inegi, hasta el año pasado había casi 16 millones de madres trabajadoras en México. Tan sólo en los últimos ocho años está cifra aumentó 25 por ciento y aunque organizaciones internacionales y gobiernos apuntan a que las medidas para la armonización de la vida laboral y familiar no sean dirigidas sólo a mujeres, siguen siendo ellas quienes viven una mayor carga de estrés y responsabilidad emocional a la hora de conjugar ambas facetas.
Si bien el mercado laboral ya presenta sus propias dificultades para las madres, también existe una carga de estrés muy importante que dificulta la incursión o el retorno de las mujeres a este ámbito y que tiene un impacto real en su estado emocional.
La vida laboral está en constante e inevitable interacción con el entorno familiar, de ahí que para muchas mujeres la maternidad y el trabajo resulten difíciles de armonizar, lo que termina por tener un impacto en su calidad de vida y salud emocional.
Y es que en la cultura que vivimos existe la creencia de la maternidad implica dejar todo de lado para volcarse de lleno en la crianza y esto, en parte, tiene que ver con la forma en que nuestras madres, abuelas y bisabuelas vivieron esta etapa.
Por ello es importante que las mujeres entiendan que sus creencias son las que les han condicionado a vivir la maternidad desde la información que les ha sido heredada por sus ancestras, que termina incrustándose en la memoria o inconsciente colectivo, es decir, que no somos conscientes de los programas que nos son heredados y por lo tanto se repiten.
El acompañamiento emocional a través de la Bioneuroemoción, pretende ayudar a que cada mujer respete su propia individualidad y no tenga que responder a condicionamientos como las creencias, prejuicios, tabús o aprendizajes ocultos en el inconsciente que determinen que perciba la maternidad como una carga o algo incompatible con su vida laboral.
Con el acompañamiento de Erika Nishikawa busca ayudar a la mujeres en esta situación a comprender y transformar esta información y hacerlas conscientes de esos programas para que sean capaces de encontrar un equilibro que les dé bienestar emocional a la hora de combinar su vida profesional con la crianza y puedan lograr la armonía entre ambas.